Con motivo de la I Edición del Título Experto en «Sexología aplicada a la intervención social y educativa» de la Universidad Pablo de Olavide entrevistamos a Samuel Díez Arrese.

Samuel es sexólogo, profesor del Máster de Sexología de Incisex en convenio con la Universidad de Alcalá de Henares, co-coordinador del programa de sexología avanzada y del programa de prácticas del Incisex. Así mismo, coordina el programa de revisión de consultas de sexología y dirige el grupo de estudio y trabajo “Infancia, familia y (tran)sexualidad” donde se atiende a familias con preocupaciones relacionadas con la identidad sexuada de sus hijos e hijas. En el título de Experto en Sexología aplicada a la intervención social y educativa de la Universidad Pablo de Olavide imparte la asignatura de “Sexología evolutiva”, centrada en la construcción de las identidades y los procesos de sexuación.

P: En los últimos años, estamos viendo un aumento en las formas que algunas personas tienen de nombrarse. Por ejemplo, hace poco tiempo encontramos una conocida red social en la que podías elegir entre 17 “identidades sexuales” para definirte. ¿Cómo consideras que puede responder la Sexología ante esto?

R: La verdad es que la respuesta es bastante sencilla: con gran interés y curiosidad, cierta distancia y, sobre todo, mucho estudio. Por desgracia, atendiendo a la actualidad de nuestro propio campo, por no querer entrar en otros, queda claro que esto es más fácil de decir que de hacer.

Sin embargo, no es distinto a lo que se haría con cualquier otra cuestión relacionada con el sexo. Más aún, si cabe, cuando vamos constatando que los grandes hallazgos de la sexología de finales del siglo XIX y principios del XX comienzan a hacerse, al fin, realidades biográficas legítimas y reconocidas un siglo después. En ese sentido, diría que 17 tipos me parecen realmente muy pocos pues todavía están muy lejos de los más de 43 millones estimados por Hirschfeld hace más de un siglo.

P: En tus clases/conferencias, explicas los procesos de Sexuación y cómo estos hacen a cada sujeto diferente e irrepetible. Desde esta idea, ¿crees que ha dejado de ser útil hablar de colectivos agrupados por determinadas características?

R: La verdad es que espero que no deje de ser útil, al menos, mientras no tengamos otros mecanismos eficaces de articular los avances sociales y políticos. La cuestión, en mi opinión, es no jugar de manera intencionada al despiste y la confusión con la tensión inevitable que se produce entre individuo-comunidad. O, en otros términos, entre lo personal y lo político en cualquiera de los dos sentidos. Si durante una décadas hemos asistido a las tensiones en un sentido, creo que actualmente estamos asistiendo a las tensiones en el otro sentido. Y, como siempre, ni todo lo que brilla es oro, ni todo el oro brilla.

Un ejemplo lo tenemos con el gran auge y apoyo existente a la T (de Transexualidad y/o Transgenerismo). Podemos pecar de ingenuos y pensar que, por fin, la sociedad, las instituciones, los saberes expertos, etc., ya son mucho más sensibles, abiertos y acogen mayoritariamente la diversidad. Y ojalá fuese así pero mucho me temo que todavía no. En realidad, a nada que uno escarbe un poco, enseguida ve que hay gato encerrado. Aunque en este caso no es un gato sino un tigre adulto. Es decir, un gran depredador. Experimentado y con mucha hambre.

P: Te hemos escuchado en otras ocasiones decir que el hecho sexuado, el hecho de los sexos, es inherente a la intervención social y educativa, como también lo son los procesos educativos o de socialización en que se involucran los y las profesionales. Siendo así, ¿qué opinión te merece el tratamiento que se hace en educación sexual? ¿Consideras que el hecho de los sexos puede relegarse a un segundo plano tanto en la educación como en la intervención?

R: Se puede porque se ha hecho sistemáticamente. Y no a un segundo lugar (¡ojalá!) sino a un cuarto, quinto o sexto. Más o menos en el nivel de la cloacas que es al lugar al que se ha querido llevar el concepto moderno de sexo desde su irrupción en el siglo XVIII. Y en cierto modo, se ha conseguido. Como resultado, la educación de los sexos o, dicho de otro modo, el conocimiento ordenado entorno al hecho sexuado y sus muchas consecuencias es inexistente. Ni troncal ni transversalmente. Su reducción vergonzosa a fórmulas higiénicas, canónicas o salvadoras al rebufo de las modas y pánicos del momento, no hace sino confirmar la inexistencia de una educación de los sexos.

La cuestión es que esto no es accidental sino intencionado y bien planeado. Los esfuerzos por desactivar el concepto moderno de sexo y, sobre todo, las consecuencias personales, sociales y políticas que de ello se derivan, han sido ingentes y multilaterales. De manera que cuesta mucho pensar algo sobre el sexo y no caer enseguida en algo relacionado con pecado, vicio, degeneración, peligro, opresión, enfermedades, abusos, toxicidades, violencia, pornografía, placer, trasgresión, prevención, poder, discriminación, etc. Y lo sorprendente es que nada de lo anterior tiene relación directa con el sexo. Así que, algo de interés tendrá el sexo para tanto esfuerzo, ¿no?

P: Para finalizar, ¿qué le dirías a las personas que se estén planteando realizar el experto de Sexología aplicada a la intervención social y educativa?

R: Que, como decimos en el máster, es una buena oportunidad para pasar del morbo, las modas y las alarmas y acercarse al sexo desde esta otra mirada que es la sexología. Obviamente no se podrán dar todos los pasos pero sí alguno y, sobre todo, apuntando en otra dirección.

Si, aunque sea a ratos, en vez de pensar en personas lo planteamos como sujetos sexuados y en vez de pensar en personalidad, lo planteamos como sexualidad, se puede comenzar a atisbar la importancia que tiene conocer algo más la realidad y dimensión sexuada de quienes trabajan y con quienes se trabaja. Precisamente por lo vertebrador de la intervención que es la relación educativa en el desempeño de la intervención social y educativa.

En definitiva, el sexo tiene mucho que dar y sólo necesita a quienes se atrevan a entrar en él y sacar lo que se pueda. Ahora bien, es preciso advertir de que una vez dentro, el sexo atrapa.

 

Más información: Título de Experto en Sexología aplicada a la intervención social y educativa

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies